viernes, 10 de mayo de 2013

Resolviendo el Teorema (1): El ataque de Timmy.




Ayer estaba yo buscando en el hinternet (o bueno, la hinternet, que despues llegan las feministas y...) algo con lo que pasar el tiempo cuando de pronto y sin previo aviso se abrió en mi Mozilla Firefox con Adblock incluido una página muy misteriosa. Era negra y sólo tenía un botón con una carita sonriente muy sugerente. Me pregunté que sería. No podía ser Spam ni pornografía, y tampoco falsas promociones de las que pones tu número de teléfono y te sacan hasta la talla de calzoncillos. Así que pulsé.

Que maravilla amigos. Una luz iluminó mi ordenador y se creó una puerta espacio temporal en el monitor del mismo. Justo la mañana anterior había visto un documental en la 2 sobre agujeros negros, galaxias lejanas y bocadillos de panceta sin queso, por lo que imaginaba que toda la materia que atravesase mi monitor se convertiría en pura energía e implosionaría. A si que empecé a lanzar sobre la puerta grapadoras, bolígrafos, pelos púbicos y algún que otro fluido corporal que en mi estado de éxtasis había soltado sin querer.
Los resultados no tardaron en aparecer, por supuesto. Al principio, el monitor se tragaba los objetos con voracidad y hambre lobuna. Pero al rato empezó a esputar y a gruñir de forma molesta, a insultarme y a cagarse encima de mi mesa. No era una imagen agradable, para que nos vamos a engañar.

Cuando terminé de librarme de todas las cosas molestas que tenía sueltas por mi habitación (latas de Coca-cola, brillantina para strippers, mi ex-novia) me dispuse a cerrar el agujero. Pero claro, no tenía ni idea de cómo hacerlo. Despues de todo, no soy físico, y probablemente cualquier cosa que hiciese empeoraría la estabilidad del asunto. Además, el puto Timmy (así se llamaba la puerta) no paraba de hacerme gestos obscenos ni de mentar a mi madre de maneras bastante irrespetuosas, con lo que me daba bastante cague acercarme a él y que me soltase una buena hostia o que me sacase una navaja y me robase los 12 leuros que con mucho esfuerzo había ahorrado durante todos mis años de vivir solo.

A si que la única solución fue llamar a mis amigos, Revoloteos y Majora, a que me solucionasen el problema.
Este par de caballeros son físicos teóricos cuánticos de la materia interespacial planetaria encebollada y rebozada. Aun están en la Universidad, pero por lo visto les va muy bien y... ¿quien no va a confiar en dos jóvenes promesas?
Lo malo es que eran las 04:56 de la mañana de un Sábado y cuando llegaron a mi casa, iban vestidos con lo que me pareció que eran trajes de bailaora flamenca (con castañuelas y todo) y sombreros de mago que, palabras textuales, le habían robado al maricón de Harry Potter. Preguntándome en que estado habrían dejado al pobre indio que vendía sombreros por la calle, les conduje sin más preámbulos a mi habitación, aunque el camino se me hizo eterno (y eso que mi casa tiene 30 metros cuadrados) debido a la cantidad de leches que se pegaban los dos jóvenes genios de la física. Es lo que tiene ir con tacones y con más alcohol que sangre en las venas.

Eso sí, cuando vieron a Timmy sus semblantes y su actitud cambiaron por completo. Se quitaron los trajes de bailaora, dejando al aire sus vergüenzas y se pusieron sus trajes de trabajo con bata incluida (la de Majora manchada de Plastidecor). Nunca supe de donde cojones los sacaron.

Entablaron conversación con Timmy.

- ¿Tu-hablar-idioma-de-yo? - Preguntó de manera entrecortada Revoloteos haciendo aspavientos y poniendo cara de estreñido.
- De acuerdo, tu eres el subnormal número dos. - Respondió Timmy entre regurgitaciones.
- Por lo visto tenemos a un valiente entre nosotros - Dijo Majora con una sonrisa que habría hecho palidecer al más experto acosador sexual mientras se apretaba las partes. - ¡Dejadme solo con el y vereis como canta!
- Y tu eres el subnormal número tres. Uno más y ya podeis hacer una banda.

Me cabreé. Timmy tenía muy mal humor y una pésima educación.

- ¿Te importaría salir de una jodida vez de mi monitor? - Espeté mientras me acercaba a la mesa con el puño en alto y babeando. Majora y Revoloteos me agarraron. - Estoy hasta las narices de tus faltas de respeto y de que mentes a mi mami. - Me eché a llorar sobre el hombro de mis amigos, manchando sus batas de mocos y legañas.

El cabrón de Timmy se carcajeaba y nos señalaba con aires de grandeza. No tenía ninguna intención de salir de mi casa sin luchar, y menos despues de saber que no sabíamos como sacarle.

De pronto, Revoloteos tuvo una idea. Si no podíamos sacar a Timmy a la fuerza, ejerceríamos la opción de la legalidad. Por lo cual, necesitaríamos a un abogado. Era la hora de que Pringles entrase en acción.

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