domingo, 8 de diciembre de 2013

Tortura.

Empieza con un fuerte latido.

Bum.

El pecho se desboca y mi mano forma una garra.

Sigue con un temblor. La sensación de que el corazón no está ahí, no bombea, se hace más fuerte.

Te atrapa la mente. Busca enloquecer tus sentidos embotados con sensaciones indescriptibles. Una sombra. Un pinchazo en el brazo. Un movimiento en la oscuridad.

Bum. Vuelve a latir.

Se vuelve a parar.

Enciendo la luz presa del pánico. Busco el contacto de algo sólido, algo tangible.

Me levanto sudando y camino, camino, camino.

Respiro hondo.

Bum.

Vuelvo a la cama convenciéndome de que está en mi cabeza, que no me va a pasar nada malo.

Cierro los ojos. Apago la luz sin abrirlos. La oscuridad es la misma pero no es la misma.

Empieza a fallar la respiración. Ahí hay algo. Un dedo se desliza por mi piel. Busco una salida pero no la encuentro.

Me levanto gritando y estoy ciego.

Bum.

Enciendo mi ordenador. El alba no tarda en llegar.